Cuando una nueva sonrisa cambia la vida de la gente
Durante toda la adolescencia, Marlene Muñoz de 57 años convivió con un problema en la boca que le hizo perder casi toda la dentadura antes de cumplir 20 años. Su drama empezó cuando, a los 16, se sometió a un tratamiento de conducto. "No recuerdo exactamente qué pasó, pero tuve una inflamación en las encías”, relata.
La inflamación no fue correctamente tratada y Muñoz debió ir al hospital. "El doctor me dijo que tenía la boca tan inflamada que las bacterias podrían propagarse a otras partes del cuerpo y contraer problemas más graves. Yo estaba aterrorizada", recuerda la mujer.
Con este diagnóstico, Muñoz tuvo que hacerse una serie de tratamientos para curar la inflamación y fortalecer las encías que se habían vuelto muy débiles. Aún así, desafortunadamente, no pudo evitar la pérdida de los dientes: "Con el tiempo los dientes se fueron cayendo uno por uno. Me puse desesperada. Al final tenía tan sólo cinco dientes en la boca".
Para Muñoz, esta fue una de las peores etapas de su vida. No podía mirarse al el espejo y empezó a evitar el contacto con la gente. Su vida cambió cuando se puso la primera prótesis. "Tener una hermosa sonrisa con todos los dientes arreglados cambia nuestra vida. La autoestima mejora e incluso uno se siente más seguro al hablar con los demás”, comenta.
"El cambio que se produce en la vida de aquellos que tienen la oportunidad de someterse a una rehabilitación dental es impresionante. La alimentación cambia, pues el paciente empieza a comer cosas que antes no podía, mejora la autoestima, comienza a sonreír más", detalla Muñoz. "Fue como volver a nacer".
La dentista Mariana Labell explica que mucha gente incluso vuelve a trabajar y deja de esconderse de los amigos y familiares, lo que precisamente le pasó a Muñoz. Una vez usando la nueva prótesis, Muñoz recobró la autoestima . Con el paso del tiempo y la seguridad recuperada, finalmente pudo disfrutar de su juventud. "Poco tiempo después conocí al padre de mis hijos", cuenta contenta.
Pese a la nueva sonrisa, Muñoz jamás dejó de ponerle atención a la salud bucal: mantuvo siempre una rutina de visitas frecuentes al dentista y cada mes a lo largo de mucho tiempo ahorró para cambiar la primera prótesis. Muñoz nunca se arrepintió.